Victoria solvente y cómoda del Real Madrid ante el Alavés con Zidane teletrabajando. Los blancos finiquitaron el partido en el primer tiempo con un inspirado Benzema y con un gol de Hazard, que siempre es noticia. En la reanudación Joselu acortó distancias pero de nuevo Benzema acabó sentenciando el encuentro. El equipo madridista frena la sangría de la Supercopa y el Alcoyanazo y se aferra al milagro de la remontada en la Liga.
No son buenos días para el Real Madrid. Tras pegársela en la Supercopa y superar su propia pifia en el Alcoyanazo el equipo blanco empieza a vislumbrar el precipicio de una temporada en ídem, un escenario cada vez más plausible a la vista de un equipo que hace más aguas que el Prestige. Al equipo le falta talento arriba, vigor en el medio y contundencia atrás. No tiene fútbol ni alma ni fondo de armario. Es un equipo en destrucción.
Con este panorama más negro que el uniforme de Darth Vader afrontaba el Real Madrid su visita a Vitoria para enfrentarse a un Alavés que ya le metió mano en la primera vuelta en Valdebebas. Para más inri sin Zidane, positivo por Covid. Tampoco estaban Carvajal, Ramos, Nacho ,Valverde, Odegaard… así que Bettoni (Zidane mediante) compuso un once titular por descarte.
Una alineación previsible ante tanta ausencia y con una pareja de centrales (Varane-Militao) de infausto recuerdo para el madridismo. De hecho, el brasileño ha jugado cuatro partidos esta temporada y ha salido fotografiado en tres crisis (Cádiz, Shakhtar y Alcoyano). Lucas Vázquez volvía a lateral diestro y Mendy recuperaba el siniestro. Casemiro, Kroos y Modric componían un centro del campo cada vez más vintage. Arriba el resucitado Asensio y el invisible Hazard acompañaban a Benzema. Pues esto es lo que hay, amigos.
El Real Madrid salió a Mendizorroza dispuesto a suicidarse por la vía rápida. Casemiro regaló un balón en el primer minuto que pudo haber sido el primer disgusto para Courtois. Luego una jugada por banda, mal defendida por Militao, provocó un cabezazo de Joselu que se marchó alto. No habíamos cumplido ni cinco minutos de juego y ya había avisado dos veces el Alavés.
Casemiro despereza al Madrid
Y siguió metiendo miedo el equipo babazorro con sus centros al área del Madrid, defendidos con apuros en el juego aéreo por Varane y Militao. El Alavés defendía con su zaga adelantada y se convertía en un equipo muy cortito que achicaba espacios al Real Madrid. Los blancos parecían condenados a sufrir. Sin embargo, una aparición estelar de Modric para encontrar a Benzema hizo lucirse a Pacheco, que envió a córner.
De resultas del mismo encontró el Real Madrid un gol sanador. Lo marcó Casemiro, con un cabezazo suave y picado al que no reaccionó un tapado Pacheco. El tanto espoleó al equipo de Bettoni, que pudo hacer el segundo pasado el cuarto de hora en otra buena conexión Modric-Benzema, pero el galo estaba en fuera de juego y su remate lo había parado de forma acrobática Pacheco.
El Alavés acusó el 0-1 y replegó algo las líneas. Mendy tuvo en sus botas en 0-2 pero le poseyó el espíritu de Laudrup y quiso asistir a Benzema. La pifió. También Hazard, que se mostró por primera vez en una pared con Asensio, seguida de una mini-aceleración y un mal disparo al abrochar la jugada. El belga sonreía porque al menos había tocado la pelota.
Hazard se une al jolgorio
Se gustaba el Real Madrid, que empezó a sentirse muy cómodo con la pelota. Los jugadores del Alavés perseguían sombras. El 0-2 parecía sólo cuestión de tiempo… y de acierto. El que tuvo Benzema en el 40 cuando recibió en el semicírculo del área grande un pase de Hazard, que la rozó con la espuela. Karim se acomodó el balón en la diestra, colocó el cuerpo, apuntó y sacó un disparo seco ante el que no pudo reaccionar Pacheco. Fue un golazo propio de un delanterazo.
El 0-2 encarrilaba el partido para el Real Madrid antes del descanso. Encarrilado y en el 46 sentenciado merced a un golazo de Hazard. Sí, Hazard. Les cuento. Todo empezó con un pase de tiralíneas de Kroos al desmarque de ruptura del belga. Voló el cuero, la pinchó Hazard. Aceleró hacia Pacheco y marcó con un toque sutil. Pues 0-3 al descanso y colorín, colorado. Salvo sorpresón, claro.
El Madrid volvió del descanso con la sensación de tener el partido resuelto y de salida estiróse algo el Alavés. Courtois evitó con una buena mano el tanto de Joselu. Manu García salió dispuesto a pegar pescozones a quien se le cruzara en el camino. Vio una amarilla y mereció otra. Los de Bettoni se limitaban a hacer circular la pelota y a dejar pasar el tiempo. Alguna pared entre Hazard y Asensio era lo más vistoso que contarles puedo.
Militao hace de las suyas
Al filo de la hora de partido el Alavés logró el 1-3. Fue una falta estúpida cometida por Militao. El centro al área lo cabeceó Joselu. Mención especial merece el marcaje (o la falta del mismo) que hizo el brasileño. Perdió de vista la pelota y perdió de vista la marca. Conclusión: gol encajado por su equipo. Ese es Militao, el central más caro (y posiblemente el peor) de la historia del Real Madrid.
Respondió Bettoni con un cambio. Vinicius por un Hazard que había completado un primer tiempo notable. El Real Madrid volvió a remangarse pero el equipo de Abelardo empezó a creer en una remontada imposible. Vamos, que para los blancos no hay partido tranquilo.
Courtois en el 69 evitó el 2-3 con otra buena mano y en la jugada siguiente sentenció Benzema. Se lo he contado mil veces: la ley del fútbol. El francés recibió un pase de Modric escorado en la izquierda. Trazó la diagonal, se metió en el área y cruzó la pelota para batir a Pacheco. Doblete para Karim mientras Bettoni charlaba con Zidane por el móvil. Bueno, con Zidane o con quien quisiera, claro.
Bettoni metió de golpe a Odriozola e Isco por Asensio y Modric. Para eso ha quedado el malagueño: para los minutos de la basura. Que transcurrieron sin grandes sobresaltos, más allá de que Lucas Pérez tuvo en sus botas el 2-4. Erró y fue la última oportunidad para un Alavés que lo intentó sin éxito en la segunda mitad aunque, en realidad, el partido lo había perdido en el primero. El Real Madrid dobló la curva de las últimas derrotas y recuperó algunas buenas sensaciones en una resurrección que Zidane tuvo que ver por la tele.